La fuerza.

La fuerza es la capacidad de generar tensión muscular frente a una carga. No sólo la usamos para levantar peso, sino también para andar, escribir e incluso para mantenernos de pie. Por tanto, en ocasiones se llega a generar movimiento y en otras no.

Podemos diferenciar dos clases de fuerza:

- Fuerza estática: nuestros músculos ejercen una tensión sin que exista movimiento. Por ejemplo, cuando nos mantenemos de pie los músculos de nuestra espalda están trabajando; cuando mantenemos una carga pesada (bolsa de la compra) en nuestras manos; o simplemente cuando “empujamos” a una pared.

- Fuerza dinámica: en este caso, cuando nuestro músculos ejercen una tensión que provoca movimiento de los segmentos corporales. Si el movimiento se realiza con una carga muy pesada (la máxima que somos capaces de vencer), se denomina fuerza máxima. Si la carga no es tan pesada, pero repetimos el movimiento durante un tiempo prolongado, se denomina fuerza resistencia. Y si el movimiento se realiza en el menor tiempo posible, por ejemplo, los lanzamientos o los saltos, se denomina fuerza explosiva.



¿Cómo trabajar la fuerza a nuestra edad?

Aunque los deportistas utilizan métodos y materiales muy complejos para el desarrollo de la fuerza, hay otras formas más sencillas que nos pueden ayudar a mejorar nuestra fuerza, con la ventaja además de no correr grandes riesgos de lesionarnos. Entre ellas podemos destacar:

- Ejercicios con nuestro propio peso: se trata de mover nuestro cuerpo en distintas posiciones contra la acción de la gravedad. También se denomina a esta forma de trabajo con el nombre de autocarga.

- Ejercicios en parejas: se trata de aprovechar la oposición de un compañero/a para desarrollar nuestra fuerza. Son ejercicios como empujar, arrastrar, levantar, transportar…

- Ejercicios con materiales ligeros: se trata de utilizar materiales como bancos, balones medicinales, gomas elásticas, etc.



Fuente: Rueda et al. (2001).